Antes de nada, incluimos un completo audiovisual de los pequeños circulando en bicicleta por algunos de los tramos de esta ruta, así como de la unión y ruta por el Río Umia.
►Audiovisual bicicleta con niños en la "Ruta de Pedra e da Auga"
Partimos del aparcamiento de inicio de la ruta, en un cruce muy cerca de la localidad de Barrantes. En la siguiente imagen un mapa de la ruta.
Dejaremos el vehículo en el aparcamiento próximo a la localidad de Barrantes, inicio de la Ruta da Pedra e da Auga. En el mismo también se localiza un centro de atención al turista que, me imagino, únicamente estará abierto en verano. Una vez preparadas las bicicletas, mochilas, agua, algo de comida, etc., etc., cruzaremos la carretera por el paso de peatones andando. Hay mucho tráfico y es preferible hacerlo así, especialmente pensando en los pequeños. Al otro lado poco más de 40 metros por carretera secundaria para dejar el asfalto y adentrarnos en un sendero de tierra que nos llevará por un buen número de molinos. En la siguiente unos pocos metros de asfalto antes de abandonarlo y adentrarnos en la senda.
En la siguiente fotografía el inicio de la ruta.
Sin desniveles, algo ideal para los más pequeños, avanzamos por un sendero en tierra paralelos a un arroyo. Los molinos son la tónica general en este tramo. Una parada para visitar alguno de ellos es obligatoria.
El sendero presenta vallas de madera e iluminación con farolas en gran parte del recorrido. Tal vez en alguna ocasión planifiquemos una ruta nocturna.
Cruzamos alguna carretera secundaria para, al otro lado, tras cruzar puente y cambiar de margen, descender nuevamente al sendero.
Seguimos descubriendo molinos en un magnífico estado de conservación.
Un nuevo cruce de carretera, esta con algo más de tráfico. Los charcos constituyen otro de los atractivos de la ruta. Estamos en otoño y el agua de lluvia se acumula en los caminos. En verano es otra cosa distinta, aunque nos gusta mucho más así, con los ríos cargados de agua y charcos en el camino.
A los pocos metros vemos que es imposible continuar. Las veces anteriores que visitamos esta ruta atravesábamos el río por unas piedras. Ahora el caudal se las ha comida y es imposible. Volvemos sobre nuestros pasos para coger camino por el otro margen del río, por su margen izquierdo.
Para seguir nuestro camino-ruta.
Pronto tendremos que atravesar una zona de carretera de bastante tráfico por pasos de peatones. Al otro lado una rotonda para, al poco, dejar el asfalto y volver a circular por caminos y senderos de tierra. Este segundo tramo es mucho más estético y atractiva.
Molinos y más molinos. Agua y más agua. Un espectáculo.
Los pequeños puentecitos sobre los arroyos pondrán a prueba el equilibrio de los pequeños.
El bosque, el espectacular bosque gallego, nos acompaña en casi todo momento. Estos árboles nos recuerdan lo que en su día debió ser esta tierra, cuando gran parte de su superficie estaba poblada de este bosque, de su bosque autóctono, mucho antes de la gran invasión de los eucaliptos, y de los grandes incendios. Muchos llevamos tiempo esperando un cambio sustancial en la legislación penal sobre los atentados que, verano tras verano, y en la forma de fuego, se producen en los bosques gallegos.
Llegamos al merendero-zona de descanso y, como en otras ocasiones, no podemos resistirnos a tomar algo, siempre acompañado de unas buenas tapas, para luego seguir ascendiendo en nuestra ruta. Bar-cafetería-restaurante totalmente recomendable por su relación calidad-precio, atención, etc., etc. Aprovechamos para enviar un abrazo a sus propietarios. Gracias por todas las atenciones que tenéis con los que os visitamos, especialmente con los pequeños.
Ahora la ruta se complica ligeramente con algunas pendientes. Ideal para que los pequeños empiecen a practicar el maravilloso mundo de la BTT, y que no todo es llanear o bajar.
Y también con descensos.
Volvemos a meternos en el bosque, ese maravilloso bosque. El musgo tiñe de verde gran parte del paisaje.
Siempre acompañados del agua de los arroyos.
Y más molinos. Espectaculares molinos.
Estas bicicletas no tienen cambio, lo que obliga a portearlas en algunas subidas. No son muchas. Gran parte del recorrido los niños avanzan sobre sus bicicletas.
Seguimos ascendiendo, cruzaremos otra carretera, para unos 200 metros más arriba, decidimos volver sobre nuestros pasos, dado que el estado del sendero se vuelve impracticable para el tipo de bicicletas de los pequeños. Sin duda alguna, una de las mejores rutas en bicicleta que se pueden hacer con niños.
En el caso de que los kilómetros no sean suficientes para los pequeños, esta ruta es combinable con la del Río Umia, sin necesidad de mover coches. Para ello, desde el mismo aparcamiento de partida, continuaremos por sendero paralelo al río, veremos las instalaciones de Pazo de Barrantes para más adelante, unir con la ruta del Río Umia. Este tramo de unión también es muy bonito. En algún pequeño tramo discurre a un poco de altura sobre el río. Si los pequeños no mantienen bien el equilibrio, un paseo en esos tramos puede ser lo más aconsejable.
En nuestro caso en algunas ocasiones hemos hecho las tres rutas unidas con los pequeños. Se puede partir de la del Río Umia, del mismo puente de Ponte Arnelas, hacer la ruta del Río Umia, la unión y la de la Pedra e da Auga. Señalar que todas ellas unidas, ida y vuelta, supondrá unos 35 kms., dependiendo del punto de retorno de la última ruta. Obviamente, en caso de querer menos kilómetros, se pueden hacer por separado.
En la siguiente fotografía el inicio de la ruta.
Sin desniveles, algo ideal para los más pequeños, avanzamos por un sendero en tierra paralelos a un arroyo. Los molinos son la tónica general en este tramo. Una parada para visitar alguno de ellos es obligatoria.
El sendero presenta vallas de madera e iluminación con farolas en gran parte del recorrido. Tal vez en alguna ocasión planifiquemos una ruta nocturna.
Cruzamos alguna carretera secundaria para, al otro lado, tras cruzar puente y cambiar de margen, descender nuevamente al sendero.
Seguimos descubriendo molinos en un magnífico estado de conservación.
Un nuevo cruce de carretera, esta con algo más de tráfico. Los charcos constituyen otro de los atractivos de la ruta. Estamos en otoño y el agua de lluvia se acumula en los caminos. En verano es otra cosa distinta, aunque nos gusta mucho más así, con los ríos cargados de agua y charcos en el camino.
A los pocos metros vemos que es imposible continuar. Las veces anteriores que visitamos esta ruta atravesábamos el río por unas piedras. Ahora el caudal se las ha comida y es imposible. Volvemos sobre nuestros pasos para coger camino por el otro margen del río, por su margen izquierdo.
Para seguir nuestro camino-ruta.
Pronto tendremos que atravesar una zona de carretera de bastante tráfico por pasos de peatones. Al otro lado una rotonda para, al poco, dejar el asfalto y volver a circular por caminos y senderos de tierra. Este segundo tramo es mucho más estético y atractiva.
Molinos y más molinos. Agua y más agua. Un espectáculo.
Los pequeños puentecitos sobre los arroyos pondrán a prueba el equilibrio de los pequeños.
El bosque, el espectacular bosque gallego, nos acompaña en casi todo momento. Estos árboles nos recuerdan lo que en su día debió ser esta tierra, cuando gran parte de su superficie estaba poblada de este bosque, de su bosque autóctono, mucho antes de la gran invasión de los eucaliptos, y de los grandes incendios. Muchos llevamos tiempo esperando un cambio sustancial en la legislación penal sobre los atentados que, verano tras verano, y en la forma de fuego, se producen en los bosques gallegos.
Llegamos al merendero-zona de descanso y, como en otras ocasiones, no podemos resistirnos a tomar algo, siempre acompañado de unas buenas tapas, para luego seguir ascendiendo en nuestra ruta. Bar-cafetería-restaurante totalmente recomendable por su relación calidad-precio, atención, etc., etc. Aprovechamos para enviar un abrazo a sus propietarios. Gracias por todas las atenciones que tenéis con los que os visitamos, especialmente con los pequeños.
Ahora la ruta se complica ligeramente con algunas pendientes. Ideal para que los pequeños empiecen a practicar el maravilloso mundo de la BTT, y que no todo es llanear o bajar.
Y también con descensos.
Volvemos a meternos en el bosque, ese maravilloso bosque. El musgo tiñe de verde gran parte del paisaje.
Siempre acompañados del agua de los arroyos.
Y más molinos. Espectaculares molinos.
Estas bicicletas no tienen cambio, lo que obliga a portearlas en algunas subidas. No son muchas. Gran parte del recorrido los niños avanzan sobre sus bicicletas.
Seguimos ascendiendo, cruzaremos otra carretera, para unos 200 metros más arriba, decidimos volver sobre nuestros pasos, dado que el estado del sendero se vuelve impracticable para el tipo de bicicletas de los pequeños. Sin duda alguna, una de las mejores rutas en bicicleta que se pueden hacer con niños.
En el caso de que los kilómetros no sean suficientes para los pequeños, esta ruta es combinable con la del Río Umia, sin necesidad de mover coches. Para ello, desde el mismo aparcamiento de partida, continuaremos por sendero paralelo al río, veremos las instalaciones de Pazo de Barrantes para más adelante, unir con la ruta del Río Umia. Este tramo de unión también es muy bonito. En algún pequeño tramo discurre a un poco de altura sobre el río. Si los pequeños no mantienen bien el equilibrio, un paseo en esos tramos puede ser lo más aconsejable.
En nuestro caso en algunas ocasiones hemos hecho las tres rutas unidas con los pequeños. Se puede partir de la del Río Umia, del mismo puente de Ponte Arnelas, hacer la ruta del Río Umia, la unión y la de la Pedra e da Auga. Señalar que todas ellas unidas, ida y vuelta, supondrá unos 35 kms., dependiendo del punto de retorno de la última ruta. Obviamente, en caso de querer menos kilómetros, se pueden hacer por separado.
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