lunes, 19 de octubre de 2015

Barranco del Formiga con niños (Panzano, Sierra de Guara-Huesca)

Aunque en la correspondiente sección de barranquismo para niños hemos incluido un comentario en cada uno de los descensos para destacar sus características principales (escuela vertical, escuela progresión, iniciación acuático, etc.), el Barranco del Formiga es, sin duda alguna, un barranco escuela todo en uno. Bueno, escuela siempre y cuando el caudal sea bajo, como casi siempre. En este barranco los pequeños tendrán una bonita aproximación, incluido un largo cable de seguro a modo de mini-ferrata, un rápel para descender al cauce, toboganes de distintas longitudes, saltos, rápeles en agua e, incluso, algún sifón. Por lo tanto, es lo que llamamos un barranco escuela todo en uno. Eso si, el entorno no tiene la espectacularidad de otros descensos de la Sierra de Guara.

Con niños, planificad la actividad para un total de 5 horas, incluida la aproximación, con calma, y para disfrutar. En cuanto a material, equipo de vertical, neopreno completo, 2 cuerdas de 15 metros y cuerda de "backup". Como siempre, incluid agua y comida según el número de pequeños participantes, botiquín, etc.

Adjuntamos en el siguiente enlace algunas fotografías del descenso que hicimos del Formiga hace 13 años, en el 2003. No se que me da ver esas fotografías, sin cascos, con unos neoprenos de juguete, jóvenes, con pelo, etc., etc. Han pasado únicamente 13 años de ese descenso y parece que ha pasado mucho más tiempo.

Fotografías de nuestra visita al barranco en 2003

Existen en internet multitud de referencias a este barranco, con descripción de su aproximación y retorno, topografía, etc., etc. Incluiremos una breve descripción de la aproximación y principales dificultades en esta entrada.

Desde Bierge cogeremos la carretera dirección a Morrano, pasaremos la conocida Presa de la Peonera, punto en el que muchos deportistas finalizan dicho descenso clásico (ver descenso de los Estrechos del Puntillo con niños). Seguiremos por la carretera, dejando Morrano a la izquierda. También pasaremos Yaso para, más adelante, dejar a nuestra izquierda el aparcamiento del descenso del Gorgonchón. Seguiremos nuestra ruta en coche en dirección a Panzano para, 2 Kms. antes de dicha localidad, en una curva cerrada a izquierda, localizar un gran aparcamiento a derecha habilitado por el parque. Este será el punto de partida de la aproximación.

Desde el mismo aparcamiento, cruzaremos el río a su margen izquierdo. El primer tramo discurre por camino en buen estado. Luego seguiremos por una senda con algo de pendiente. En la parte alta el sendero pierde pendiente y discurre entre árboles (siguiente fotografía), de agradecer en pleno verano.


El sendero no tiene pérdida, al estar muy marcado por el gran número de barranquistas que lo recorren a lo largo del año. Se atraviesa algún pequeño afluente del Formiga, en estas fechas totalmente seco.


Hasta llegar a la Cueva de la Polvorosa (siguiente fotografía). En este punto cometemos un error, fruto de los vagos recuerdos que tenemos del descenso que realizamos del Formiga en el 2003, viendo a un par de grupos de empresas con clientes que se colocaban los neoprenos en este punto y accedían al barranco desde varias cabeceras ubicadas en las proximidades de esta zona, nos ponemos los neoprenos. Además teníamos el recuerdo de que se accedía al barranco mediante un pequeño rápel. Todo parecía coincidir. Posteriormente nos percatamos, más bien nos comentan, que es una entrada intermedia al Formiga, que el punto de entrada está aguas arriba. Con esto, decidimos hacer el resto de la aproximación con nuestras armaduras de neopreno puestas. A los pequeños les desmontamos la parte superior. Es verano y caminar con neopreno puesto al sol puede suponer una rápida deshidratación e, incluso, un golpe de calor. Pero el tema fue llevadero. En Galicia estamos acostumbrados al sol y eso es un valor añadido para estas situaciones.


Tras reubicarnos en la aproximación, seguimos ruta atravesando la cueva de la Polvorosa, siguiendo el sendero que se localiza tras pasar el muro de piedras-abrigo de dicha cueva (ver fotografía anterior). Seguiremos por un estrecho sendero hasta llegar a un pasamanos de cable en fijo para asegurar el último tramo de la aproximación, ligeramente expuesto, pero con bonitas vistas del Formiga. Recuerdo que en el 2003 este tramo no disponía de cable de seguro, aunque tampoco lo recuerdo expuesto. De todas formas, al llegar al cable nos colocamos los arneses y las bagas de anclaje para asegurar la progresión a lo largo de esta cornisa. En la siguiente fotografía el inicio de la cornisa equipada con pasamanos de cable.


Desde la cornisa observamos lo que podemos considerar el único punto negativo de este descenso, la aglomeración de gente en el inicio del mismo, esperando turno para arrancar. Lo que desde arriba parecía iba a suponer una tediosa espera, más aún con niños, luego resulto corto y llevadero. Pero es bueno tener en cuenta que en verano podemos encontrarnos con una elevada concentración de barranquistas en este descenso.


Luego, con calma, pero seguros, vamos recorriendo los tramos de cable de la cornisa (siguiente fotografía).


Tratando de explicarles la mejor forma de progresar anclados, que si evitar el roce excesivo de los mosquetones con el cable, al no estar pensados para asegurar en cable, que traten de llevar siempre su punto de unión a las bagas por debajo del cable, para reducir el factor de caída, en caso de producirse y, por encima de todo, que disfruten.


Al final del pasamanos, nos encontramos con varias cabeceras para poder acceder al barranco. La dificultad principal de acceso no supera los 6 metros. Otras cabeceras, más altas, suponen rápeles por encima de los 10 metros.

Una vez en el cauce, los pequeños, después de hacer este último tramo de aproximación con neopreno y al sol, y tras perderlos de vista dos segundos, vemos que se lanzan al agua por iniciativa propia en el primer tobogán del descenso (T3) para refrescarse (siguientes dos fotografías). !y la teoría de evaluar el punto de recepción antes de hacer un tobogán!. Se la han saltado. Ellos argumentan que desde la cornisa de aproximación han visto a muchos barranquistas hacer ese tobogán, y además que tiene marcas de tobogán. Bueno si, y lo de que un mayor siempre va en cabeza de grupo. A lo que argumentan que el descenso no ha empezado, que únicamente querían refrescarse. Bueno, parece que lo tienen claro. Ante esto las huestes que esperan cuan ciudadano japonés su turno para iniciar el descenso, se mueven inquietas ante la posibilidad de que tan singulares enanos se les puedan colar. Después de tranquilizarlos, y explicarles que después de una aproximación con armadura incorporada, su único objetivo es reducir la temperatura de sus cuerpos, todo vuelve a la normalidad, y los pequeños disfrutan durante un buen rato de la poza de recepción. Aunque les insistimos que no pierdan mucha temperatura, que el agua está fría y nos queda todo el descenso por delante, cuesta sacarlos del agua, incluso piden trepar para volver a repetir el tobogán. Tratamos de minimizar su estancia en el agua durante el tiempo de espera, más adelante será momento de perder temperatura.



Tras el tobogán un pequeño tramo de desarrollo "horizontal", con pequeños destrepes, es una buena forma de entrar en contacto con este completo descenso.


En algún punto los niños exploran pasos entre bloques, controlado, les dejamos ir abriendo grupo.


Para de inmediato llegar a la primera dificultad vertical (C8). En esta dificultad nos topamos con un buen número de "colgados", que utilizan las dos cabeceras existentes, a ambos márgenes del descenso (siguiente fotografía). Posteriormente los grupos se distribuirán y nadie tendrá que esperar en dificultad alguna. Aún con la acumulación de gente, se hace muy llevadero. Desde la cabecera se observa un bloque colgado.


Una vez liberada la cabecera de la izquierda progresamos por dicho margen (siguiente fotografía).


Para llegar casi de inmediato a otra dificultad vertical, una C7, en la que también progresamos por el margen izquierdo. En esta dificultad también observamos un bloque colgado-empotrado a cierta altura.


Progresamos por un largo pasillo, con algún destrepe.


Para llegar a un sifón formado por un bloque caído parcialmente sumergido en el agua. Este bloque se puede pasar buceando los cerca de 2 metros del mismo. Aunque en nuestro caso pasamos todos buceando, primero un adulto, luego los pequeños, y finalmente el otro adulto, no recomendamos en absoluto que se haga así. Si bien el mayor lo pasó sin problemas, en el caso del pequeño debemos apuntar que no le gustó la experiencia. Una cosa es bucear en una piscina durante un montón de metros, con el agua clara, con una buena visión del fondo, y otra hacerlo, aunque sea poca distancia, en un barranco, sin ninguna visión del fondo, con un neopreno que te oprime ligeramente y que te proporciona una flotabilidad que, en el caso de un niño, podría llevarlo a empotrarlo contra la roca por debajo de la cual se tiene que bucear, los nervios, etc. Si a esto le unimos que si se produce un ligero incidente, el tiempo de reacción de los adultos sea de unos cuantos segundos, un incidente en esta situación podría pasar a ser algo más serio. Por lo tanto, con niños, que un adulto pase el sifón. Posteriormente que trepe a la parte alta de la roca, y pase a los niños por arriba. En la siguiente fotografía después de dicho sifón. La cara de alguno apunta a que no lo ha pasado del todo bien, unido a la incipiente pérdida de calor que empiezan a sufrir. Estos pierden temperatura mucho más rápido que nosotros. Bueno, sus neoprenos tampoco son como los nuestros. Habrá que plantearse el invertir en neoprenos de barrancos para niños, o tal vez habrá que pedírselos a los reyes magos.


En la siguiente fotografía se observa el bloque empotrado a nivel de agua. Durante el resto del día los niños se pasarán tiempo contando su aventura en el sifón del Formiga.


Varios pasos-destrepes salen al paso, como el de la siguiente fotografía, que hacemos por el margen izquierdo hidrográfico.


En el siguiente tramo nos metemos en unos pequeños sifones, oscuro, que hace las delicias de la tropa pequeña. La forma en la que manejan las manos nos deja claro que es hora de buscar una zona de sol para que cojan calor.



Otras dificultades, estéticas, evitables mediante destrepe, como la de la siguiente fotografía, en la que se progresa por el margen izquierdo hidrográfico.


Ellos avanzan en las pozas de recepción utilizando nuestras sacas, con bidón estanco, a modo de tabla de "bodyboard". Tal vez sea el momento de invertir en sacas con bidón estanco para ellos o como petición a los reyes magos. Buff, esto es la ruina.


Avanzamos por el Formiga, disfrutando de pequeños toboganes y todo tipo de pasos.


Sobre nuestras cabezas un puente y, de inmediato, llegamos a una nueva dificultad vertical.


Estamos en la cabecera de una C8 en la que progresamos por su margen derecho (siguientes fotografías).


En la zona de esta dificultad también se localiza un bloque colgado empotrado a cierta altura (siguiente fotografía).


Con cuidado y equilibrio van descendiendo los pequeños (siguientes fotografías).



El resto del descenso estará dedicado a buscar toda dificultad que tenga similitud con un tobogán o salto para disfrutar de la actividad (pequeño tobogán en las siguiente fotografías).



Y en las siguiente otro tobogán un poco más grande.



También hay tiempo para hacer todo tipo de saltos desde distintas alturas que, en ningún caso, superan los cuatro metros.


Para seguir rascando los neoprenos en todo aquello que se asemeje a un tobogán.


Una y otra vez, repetimos.


Y también saltos.


Para rematar con una pequeña reunión, puesta en común, del equipo pequeño. A lo lejos se escucha, en sus vocecitas, la historia-batallita sobre no se que sifón de un barranco llamado Formiga.


Para llegar finalmente a la zona de la presa de sacos, punto final de nuestra actividad. En esta zona se localiza una gran poza en la que pueden practicar todo tipo de saltos. Cogemos camino de retorno por el margen izquierdo del Formiga.


Para en aproximadamente 15 minutos estar de regreso en el aparcamiento.


Descenso totalmente recomendable para hacer con niños, un barranco escuela que hemos denominado todo en uno, por la variedad de dificultades que nos encontramos. Planificad para unas 5 horas de actividad en los meses de estiaje, cuando el caudal es bajo (nunca se seca, siempre con agua). Los pequeños deberán tener conocimientos de progresión en cuerda y, de ser necesario, asegurarles la progresión. Es obligatoria el neopreno completo, el agua está fría. Es obligatorio que sepan nadar, dado que hay rápeles con recepción en pozas con profundidad y también habrá que nadar en varios tramos. Con caudal alto no es descenso para niños. En cuanto a los tiempos, aproximación de 1h.15m., descenso de 3h. y retorno 20m. Obviamente, según el número de niños participantes, y su condición física y técnica, estos tiempos podrían incrementarse. Además, siempre se debe mantener un ratio adecuado de niños por adulto. Contad con margen de tiempo suficiente para cualquier imprevisto. Necesario 2 cuerdas de 15m. y cuerda de "backup".

Como siempre, aunque creo que sobra decirlo, en el caso de que no seas practicante de este deporte y quieras introducir a pequeños en este mundo, la mejor opción son las empresas del sector.

Más información de este descenso en www.topocanyons.info.


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