sábado, 21 de mayo de 2016

Circular Callejones-Uña-Callejones (Las Majadas-Uña, Cuenca)

Ruta circular, con unos paisajes únicos, totalmente recomendable. Una maravilla, 4 o 5 estrellas según los parámetros utilizados en su valoración. El recorrido que hicimos supone un total de 25 kms., existiendo alternativas para incluir más o menos kilómetros, tal y como veremos. Esta ruta, pensando en los pequeños, es exigente. Requiere un buen control de la bicicleta y manejo de los cambios, tanto piñones como catalina. Apta para niños de 7 años en adelante que tengan un buen control de la bici y hayan realizado un buen número de kilómetros y rutas. No recomendable para iniciarse. Esta ruta, además de los kilómetros, presenta algunas rampas de cierta pendiente, tanto de ascenso como de descenso, por terreno con piedra suelta e irregular. Y como siempre, en caso de duda, mejor bajad de la bici y a pasear. En verano el sol puede apretar fuerte. En ese caso, tomad las medidas oportunas de hidratación, descanso, etc. Preferible un día parcialmente nublado. Llevad agua y comida. Indispensable también el móvil, por si se produce algún incidente. Una manta térmica, como parte de nuestro pequeño botiquín, también debe acompañarnos en todas las salidas.

Antes de nada incluimos el correspondiente fichero kmz para google-earth y el mapa para google-maps.

Ruta Circular Callejones-Uña-Callejones (fichero kmz para google-earth aquí)


Aunque en el mapa se aprecian muchas variantes posibles, nos centraremos en una de las posibles y sus alternativas. En nuestro caso partimos del aparcamiento de los Callejones de las Majadas que, al finalizar la ruta, son de obligada visita. Se podría decir que es una ciudad encantada en pequeño, pero igual de bonita.

Nuestra ruta circular se centrará en la zona que se muestra en la siguiente fotografía. En el caso de planificar una ruta de más kilómetros, existe la posibilidad de unir el anillo de mayor tamaño del mapa, lo que nos llevaría a una ruta próxima a los 40 kms. En nuestro caso nos quedamos con la circular menor de la siguiente fotografía.


Tal y como indicamos, partimos del icono de la foto más al norte, aparcamiento de los Callejones de las Majadas (siguiente fotografía).


Nos dirigimos al norte por camino ancho de tierra (siguiente fotografía), en dirección contraria a la zona de la carretera asfaltada que nos ha traído a los Callejones.


Si seguimos por este camino podrías enlazar con la circular de mayor diámetro para hacer una ruta próxima a los 40 kms. Al no ser nuestra alternativa, no disponemos de información de dicho tramo.

A los pocos metros, cogeremos desvío a derecha por camino con bastante piedra suelta. Aquí entraremos en la primera rampa ascendente de la ruta, no excesivamente pendiente, pero que obligará a los pequeños a jugar con los cambios y a darle fuerte a los pedales.

Después de esta corta rampa, avanzamos por camino cómodo y de ligero ascenso.


En la parte alta, en un cruce, con una construcción a nuestra izquierda, seguiremos por el principal hacia la derecha. Entonces iniciaremos un largo descenso por camino de tierra. Cuidado con el exceso de velocidad, especialmente si se puede acabar en el suelo o no se tiene un buen control del vehículo.

Llegaremos a una carretera asfaltada que cogeremos a izquierda. Existe otra alternativa de inicio de ruta que nos quitará gran parte del tramo realizado hasta este punto. Es el segundo punto marcado en el mapa de la fotografía, que se encuentra en esta misma carretera.

En nuestro caso seguimos a la izquierda por la carretera. Aunque tiene muy poco tráfico, tomad las medidas oportunas con los pequeños. Siempre un adulto abriendo y otro cerrando ruta. Circularemos unos cuantos kilómetros por la carretera, con varias rampas de subida y otras de bajada, en dirección a Uña, hasta encontrarnos con nuestro punto de desvío a derecha por camino ancho de tierra, que nos llevará a los balcones de Uña. En la siguiente fotografía el camino de desvío después de dejar la carretera. Se agradecer volver a circular sobre tierra.


Con alguna pequeña rampa, que se salva sin gran problema.


Unas veces subimos, y otras bajamos. Seguimos camino sin pérdida posible.



En cierto momento nos encontraremos un desvío a derecha. Esta es la primera opción que tenemos de acortar nuestra ruta. Si cogiésemos este desvío iríamos directamente a la zona de las catedrales, de la que hablaremos más adelante. Si los niños van con buen ánimo, recomendamos totalmente seguir por el camino principal, que es la opción que nosotros hicimos.

Por dicho camino, llegaremos a una finca, con cabaña, barbacoas, mesas, etc. Aunque puede ser un buen punto para reponer fuerzas y comer, si el horario lo permite, aconsejamos seleccionar otro lugar. Siempre se les puede dar algo de picar y retrasar la comina un poco.




En este bonito enclave, debemos decidir otra de las posibles variantes de la ruta. Si seguimos recto haremos un mayor recorrido, en dirección a Uña. Si cogemos a derecha, en camino con algo de pendiente, acortaremos a los balcones de Uña. Nosotros hemos tomado esta segunda opción.

A derecha, por camino ascendente, continuamos nuestro camino. Aquí habrá que volver a darle fuerte al pedal y a jugar con los cambios.


Alguno de los pequeños está totalmente calado de agua al jugar a atravesar a toda velocidad los varios charcos que nos encontramos. Ha llovido bastante los últimos días. Hoy luce el sol. Tenemos que pedirles que dejen los charcos para evitar que se pasen todo el día mojados. Tarea imposible, pero al menos tenemos que intentarlo.


Alguna pequeña bajada nos permite descansar para entrar en una corta pero dura rampa que nos obliga a bajarnos de las bicicletas y subirla caminando. Aconsejable desayunar bien. En algunas de estas rampas los mayores llevamos nuestra bici y la de los pequeños.


En la parte alta, iniciamos un largo descenso por camino irregular con piedra suelta. En algún tramo, si los pequeños no tienen un buen control de la bici, mejor bajarse y caminar.



Descenso hacia el balcón de Uña.



Para llegar a uno de los puntos que más nos ha sorprendido. A cierta altura, disfrutamos de unas vistas únicas con la localidad de Uña al fondo. Aunque creo sobra decirlo, impedir que los niños se aproximen al borde de la caída.





En este punto se localizan unas cuentas piedras, de gran tamaño, en forma de "salón-comedor". Esta zona es una maravilla para reponer fuerzas. Uno de los pequeños apunta que no existe en el mundo un restaurante con mejores vistas que este. Y tiene toda la razón. Un buen plato de macarrones y algo de fruta es una magnífica dieta para reponer energía.


Hacia cualquier dirección, la estampa que nos encontramos es única.


En tan singular paraje, tras comer, nos resistimos a iniciar ruta, por lo que aprovechamos para descansar un poco. Aunque creo sobra decirlo, toda la basura generada nos la llevamos. Deja este punto, como mínimo, tal y como lo has encontrado, o incluso mejor.


Luego volvemos a la bici, por camino ancho, que recorre los balcones a lo largo. Empezamos a cerrar el "círculo" de nuestra ruta.


Los buitres nos acompañan en muchos momentos del día.


En esta zona casi siempre la tendencia es en descenso, lo que se agradece.


Hasta llegar a la confluencia con un camino a nuestra derecha, que sería el que traeríamos si hubiésemos cogido el primer desvío a derecha antes de llegar a la zona de la cabaña con mesas. En ese caso nos hubiésemos perdido posiblemente las mejores vistas de la ruta, desde los balcones de Uña.

En este punto iniciamos una nueva actividad, sin bicicletas. Las dejamos candadas, nunca se sabe, e iniciamos caminando una pequeña ruta por el cauce del arrojo que nos encontramos, que desciende a la zona conocida como Las Catedrales, la cual os sorprenderá gratamente.

A los pocos metros, entre pinos y por sendero, nos encontramos el primer destrepe, que hacemos por el margen izquierdo del riachuelo (a la derecha de la fotografía).


Si seguimos en todo momento por el cauce del regato llegaremos a un punto en el que es casi imposible destrepar, estando a cierta altura del cauce. Volvemos hacia atrás y cogemos un sendero poco marcado por el margen izquierdo del río, que nos llevará a un estrecho espectacular (siguientes fotografías), que nos depositará nuevamente en el cauce del riachuelo.



Ayudados por unas raíces, llegaremos al cauce principal. En el caso de que los pequeños no estén acostumbrados a ligeras trepadas, preferible seguir en bici y no hacer la visita a las catedrales.


En el curso principal seguimos cauce abajo. Las paredes forradas de musgo constituyen una estampa única. Evitad en la medida de lo posible alterar el entorno.


Se observan algunos bloques empotrados en el estrecho cauce, por lo que aunque caminando, seguimos con los cascos de la bici.


Para llegar a al parte más interesante y estética. Un par de saltos que salvamos mediante unas rústicas pero prácticas escaleras. La primera de ellas tiene algún escalón roto y sobresale alguna punta. Tomad las medidas oportunas para evitar algún incidente y, en caso de duda, cancelad y volved sobre vuestros pasos. Revisad también el estado de las esclareas-escalones y tomad las medidas oportunas y, como siempre, en caso de duda, ...


Seguimos descendiendo hasta salir de la zona de estrechos, en la parte baja de las paredes, en la que nos espera unas vistas no menos espectaculares que las anteriores.




Para luego, iniciar el retorno, por el mismo camino, hacia nuestras bicicletas. Por seguridad, en las escaleras de ascenso, un niño delante y un adulto detrás. Aunque siempre intentamos garantizar la total integridad de los más pequeños, en cualquier momento pueden surgir imprevisto.


Siguiendo este proceder, el más pequeño de todos asciende la segunda escalera. En lo alto para dejar sitio a los que llegamos avanza un poco. Al llegar arriba observo que va a apoyar la mano justo en la zona en la que se encuentra la amiga de la siguiente fotografía. Un grito le alerta y todo queda en un susto.


Una picadura de una de estas en un adulto puede resultar doloroso, etc., pero en un niño pequeño, pensando en que no hay cobertura en este punto y que todavía queda un trecho hasta el camino, etc., podría suponer algo mucho más serio que un simple incidente. Lo dicho, fundamental llevar móvil a todas las actividades, además de servir como GPS, también puede ser de gran utilidad en caso de cualquier accidente. Ante cualquier incidente, el poder dar aviso desde la primera zona con cobertura que se localice, hará que se pueda actuar mucho antes.

Obviamente, sobra decirlo, nuestra amiga quedo plácidamente disfrutando de las Catedrales. A fin de cuentas, nosotros somos los extraños, y este es su hogar.

Volvemos a las dos ruedas y al camino. Desde este punto se inicia el tramo más duro de todo el recorrido. Una larga, muy larga, rampa ascendente, que nos obligará a hacerla casi en su totalidad caminando, porteando las bicicletas de los pequeños. Pero la ruta bien vale un poco de esfuerzo extra.


Subir, subir y subir, hasta lo más alto que se observa para, desde las alturas, volver a disfrutar de un largo descenso que, tras una curva de 90º a derecha (siguiente fotografía), se hace muy empinado. En este tramo los frenos "echarán humo".


Luego se entremezclan tramos de ligero ascenso con descenso, que no presentan problema alguno.


Hasta llegar a otro de los espectaculares miradores de la ruta.


Después de disfrutar un buen rato del horizonte, seguimos por camino hasta llegar a carretera asfalta. Este punto de unión es otra buena opción para iniciar la ruta, quitando el primer tramo desde los callejones.

En nuestro caso, en este punto cogemos la carretera a nuestra izquierda para, en continuo descenso, llevarnos a la pista de tierra y al aparcamiento de los Callejones, punto de inicio de nuestro recorrido. Como siempre, aunque hay muy poco tráfico, tomad las medidas de seguridad oportunas.

Y con esto, finalizamos una más que espectacular ruta. Para cerrar el día, pasamos algo más de 1h30m paseando por Los Callejones, zona en la que los pequeños no dejan de trepar por las rocas. Incluimos una selección de fotografías de dicha zona, de visita obligada.



















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