Antes de nada, se incluye una fotografía enviada por Juan Prego, de febrero de 1998. Realmente salíamos sucios de aquel agujero inmundo. Una de las cosas simpáticas de esta fotografía es que debajo de ese mono de trabajo totalmente sucio se esconde una camisa de traje. (-:. Cualquier momento es bueno para meterse bajo tierra.
Esta cueva nos ocupó, siempre coordinados por Juan Prego, un buen número de fines de semana, especialmente en tareas de desobstrucción. Más que espeleólogos el trabajo se aproximaba más al de mineros. Esta cueva generó, a finales de los años 90, un gran número de hallazgos paleontológicos. Al respecto, se contacta con el Instituto Xeolóxico Parga Pondal.
Posteriormente, una vez finalizadas las tareas de desobstrucción, nos centramos en la exploración y topografía de la zona nueva de la cueva. Al otro lado de ese pequeño agujero se oía agua. Y así resulto. El primer día que se consigue forzar el paso, tras una penosa rampa, observamos que un par de pequeñas cascadas se precipita pozo abajo. De los trabajos realizados resulta la siguiente topografía-alzado, en la que se observan las zonas de desobstrucción.
Respecto al pequeño lago que nos encontramos en la base del nuevo pozo, en varias visitas posteriores observamos unas fluctuaciones de nivel considerable. En una de ellas la sala estaba prácticamente inundada en su totalidad. En otra ocasión, el agua prácticamente había desaparecido.
Destacar que en las inmediaciones de Valdabraira está el nacimiento del río Lor, posible sumidero de la cueva (siguientes fotografías). Se consigue acceder al sumidero y se observa un tubo, totalmente bajo el agua, que podría tener posibilidades de cara a exploración por espeleobuceadores.
Se adjuntan varias fotografías de esta cavidad, muchas de ellas de finales de los 90.
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