viernes, 15 de diciembre de 2017

Múnich, en alemán München, ...

Es la capital, la mayor y la más importante ciudad del estado federado de Baviera. Después de Berlín y Hamburgo, la tercera ciudad de Alemania por número de habitantes. Se encuentra sobre el río Isar, al norte de los Alpes Bávaros. Mucha más información disponible en Wikipedia.

Todo muy correcto, pero la verdad, una maravilla de ciudad y muy animada, tanto por el día como por la noche. Y, ¿cómo acabamos en Múnich?. Pues poco más que una locura de una noche de verano. Estando en la selva negra, uno de los pequeños quería por encima de todo conocer el Allianz Arena. En principio le pregunté qué leches era eso del Allianz Arena, y me informó que era el estadio de fútbol del Bayern de Múnich. Comoooooo, que nos vamos a meter cuatro horas de conducción para ver un estadio de fútbol. Pues bien, lo que a priori parecía una locura, terminó por fraguarse. 

De camino a Múnich pasamos por el lago Constanza. Más que un lago casi parece un mar. Está rodeado por Alemania, Austria y Suiza. Su superficie es de 536 km². Más información en Wikipedia.

Volviendo al viaje, en una gasolinera vemos en directo unos vehículos Tesla sobre los que a nivel tecnológico he leído unas cuantas cosas, pero nunca habíamos estado delante de uno. Bueno, de dos.


Repostando en sus surtidores eléctricos.


Volviendo al motivo de tal desplazamiento, no me gusta el fútbol, aún así, me ha fascinado la arquitectura del Allianz Arena, especialmente por la noche, iluminado. Llegamos de noche, y aún así los pequeños no se resisten a recorrer parte de su perímetro.


Luego, a dormir, dónde, pues en el Allianz Arena, en su área de autocaravanas. Ellos sacaban la cabeza cada poco por las ventanas para ver el estadio iluminado. Sabía que el fútbol mueve masas, pero que también turismo lo desconocía hasta este momento.

Al día siguiente, por la mañana, visita guiada al estadio. En las instalaciones observamos la carta de constitución del Bayern de Múnich, fundado el 27 de febrero de 2900 por Franz John. Más información en​ Wikipedia.





Algo debió pasar el 19 de mayo de 2012 y, por las caras, no debió ser bueno.


También hay tiempo para un poco de fútbol a lo lego.


En una vitrina un antiguo cartel de un Bayern-Real Madrid habla de tiempos pasados. Por cierto, no he visto ninguno del Bayern con el Barcelona. No estaría mal que pusiesen uno al lado.


Cada loco con su tema. Una camiseta del mítico commodore me llama la atención. Fue mi primer computador. Lo sigo teniendo conmigo, aunque con la RAM estropeada.


En una gran pantalla ellos practican con una aplicación de gestión de partidos. Todo está demasiado informatizado en la actualidad.


Y llegamos a una de las vitrinas en las que hemos pasado más tiempo. Si, es la Torre de Hércules y el reloj del Obelisco de los Cantones. También hay un trofeo del Teresa Herrera. Si, no me gusta el fútbol, aunque me paso el día rodeado de deportivistas. El depor, ese depor, que tantos sustos pega a sus aficionados. Esperemos que esta año dejen una final de temporada tranquila a los seguidores.


Luego un poco de realidad virtual. La aplicación-modelo 3D está realmente bien. Además se puede iteraccionar con los modelos.


No se que pinta en el museo, pero hay una vitrina dedicada al ajedrez. La verdad, el fútbol tiene mucha similitud con este deporte, ambos tienen campo de juego y piezas que hacen cosas. Y siempre un objetivo, mate o gol.


Y accedemos a las gradas con una bonita panorámica del campo. Lo esperaba más grande.




Luego visitamos los vestuarios, sala de prensa, túnel de acceso a campo, etc., etc. Finalmente pasamos por tienda para que los pequeños se traigan unos cuantos recuerdos.

Queda mucho día y tenemos Múnich por delante. Decidimos desplazarnos en metro. En la punta contraria al campo se localiza una boca de metro. En la siguiente fotografía la pasarela de acceso.


Antes de entrar, le tenemos que dedicar un buen rato a la gestión de billetes. Aquí no es como en Madrid o París, dónde sacas un vale por tantos viajes y poco más. Aquí existe una gran cantidad de modalidades de billetes. Al principio parece complicado. Y al final también. Además, no manejamos nada de alemán. Con calma, vamos poniendo la maquinita en idioma inglés, no está disponible el castellano, y accedemos a información de cada uno de los tickets posibles. Así vamos descifrando poco a poco las distintas alternativas.


Básicamente, hay un montón de botones en dos columnas, la de la izquierda son modalidades de "tickets" individuales y, el de la derecha, para grupos. Analizando la jugada decidimos sacar un billete de grupo para todo un día. Es para un máximo de 5 personas, creo recordar y, aunque somos 4, sale más rentable que otras opciones. No recuerdo el importe total, pero nada que sorprenda. Hace mucho tiempo viajar por Francia o Italia suponía el encontrarnos unos precios que nos ponían los pelos de punta. Todo era carísimo. Ahora, en pleno 2017, hasta encontramos cosas más baratas que en España y, sobre el resto, más o menos igual, tanto carburantes, alimentación, etc. Eso si, posiblemente los salarios si que no sean iguales, ni con mucho.


Sobre el metro, aquí no hay tornos, ni ventanillas con operarios, ni barreras, ni ... Esto es una sociedad bastante cívica. Aquí puedes acceder libremente al metro. En todo el día nadie pregunto por "ticket" alguno. Una maravilla. Y estoy seguro que es muy poca la gente que viaja sin pagar. Sin duda alguna, viendo esto, tienen una mentalidad muy diferente a la nuestra. En España posiblemente esto supondría la quiebra del metro. Nos sigue quedando mucho que aprender, aunque estamos en ello.

Salimos en la estación de Marientplaz (plaza de María), que es la plaza central de Múnich desde su fundación en 1158. Hoy en día centro neurálgico de la ciudad. Wikipedia.

Realmente es un enclave muy animado tanto por el día como por la noche.




Luego visitamos el jardín inglés, parque situado al nordeste de la ciudad, en la orilla occidental del río Isar, con 4,2 k de zona verde. Wikipedia.


Para nuestra sorpresa, los pequeños se pegan un baño en el río Eisbach. Además, aguas arriba, pasamos un buen rato alucinando con los surfers en uno de los spots más populares en ríos. En este pequeño canal afluente del río Isar, llamado Eisbach, se congrega un buen número de surfistas. Aunque hice una gran cantidad de videos y fotografías, no me gusta publicar sin autorización material con otras personas. Pero en la red hay cantidad de medios, tanto fotográficos como audiovisuales.

Un gran numero de fotografías disponibles aquí.



Luego nos perdemos por la ciudad. Bueno, más bien seguimos un "track" para recorrer los principales enclaves. Es lo que tiene la tecnología, ahora casi nadie se pierde. Aunque, visto de otra forma, perderte tiene su encanto.




En un túnel disfrutamos de auténticas obras de arte de la pintura callejera, como la del siguiente ejemplo.


Para volver a recorrer la ciudad.



También vistiamos el OlympiaPark, ciudad olímpica, y recordamos la masacre de las olimpiadas de 1972, en las que once miembros del equipo olímpico israelí fueron secuestrados y asesinados. Más información Wikipedia. Ahora, 45 años después, es una zona muy animada e ideal para pasar la tarde.




Cerca de la ciudad olímpica está el museo de la BMW. Alemania es el país de los coches, principal fabricante de la Unión Europea. En la siguiente fotografía un BMW eléctrico.


Para rematar el día e iniciar la noche, nos pasamos por la Hofbrauhaus am Platzl, que es una de las más famosas cervecerías de Múnich cuyo origen se remonta a 1589. Wikipedia.

Siendo centro de la vida política muniquesa en 1919, se proclamó en sus salones la República Soviética de Baviera. Lenin era de hecho uno de sus visitantes asiduos.

Su historia quedó unida al movimiento nazi cuando, el 24 de febrero de 1920, un entonces desconocido Adolf Hitler reunió en la sala de su piso superior al más nutrido grupo de simpatizantes. En su discurso, Hitler fijó los que, a partir de ese momento, fueron conocidos como los "25 puntos del programa" del partido. Más información disponible aquí.

Realmente curioso, Hitler y Lenin compartiendo el mismo gusto por este local y, me imagino, por la cerveza.



Sus salones son de película clásica alemana, una preciosidad. Perderos por sus salas y plantas. Mientras nadie os de el alto, meted vuestra nariz en todas partes.



El local suele estar amenizado por algún grupo de música, y repleto de clientes, fundamentalmente turistas alemanes, aunque también de todo tipo de nacionalidades. A las puertas del local puede resultar fácil ver algún extranjero no acostumbrado a la cerveza pasando un mal momento. En los baños se junta todo tipo de personajes de la noche, algunos en un estado realmente poético. (-:. De hecho, los baños eran de lo más animado y variopinto.


En el local compartimos mesa con una pareja de alemanes. Por cierto, encantadores con los niños. Entre otras cosas aprovechamos para que nos hiciesen de fotógrafos (gracias).


Y así, delante de una gran jarra de cerveza, avanza la noche. Por cierto, en el largo rato que pasamos en el local, observamos un considerable número de clientes reclamando la cuenta. Es un consejo, revisa la que te cobran, así como lo que te ponen, que coincida con lo que pides. También suelen tratar de liberar las mesas con celeridad. Cuantos más clientes pasen por el establecimiento, mayor caja. Por ejemplo, en la zona que estábamos nosotros en cierto momento la persona que la atendía nos indicó si podía traer las cuentas dado que había cambio de turno de camareros. La mayor parte de las mesas así lo hicieron. Luego la persona desapareció 10 o 15 minutos y, como era de esperar, con el cambio de clientes, volvió a aparecer a servir mesas. Aunque la novela picaresca es un género literario característico de la literatura española, también es cierto que ha transcendido rápidamente a todo Europa en general. Indistintamente, es un local que nadie se debe perder. En el caso de que lo único que quieras es tomarte unas cervezas, sin importar la estética del local, entonces es preferible cualquiera de las muchas cervecerías de la ciudad. Por cierto, si por algo es conocido Múnich es por la Oktoberfest, o fiesta de la cerveza.


De vuelta al metro, pasamos por Marientplaz y, para nuestra sorpresa, nos topamos con un concierto en plena calle. Un grupo grande de jóvenes disfruta de la noche de Múnich. Realmente la ciudad presenta una actividad y diversión nocturna digna de cualquiera de las ciudades más animadas de España, pero en plan tranquilo y relajado, nada de desfases descontrolados.

Y con esto, vuelta en metro al Allianz Arena. Mañana es hora de iniciar retorno a Francia, como antesala de la vuelta a ese otro país que se encuentra más al sur.


Fuimos a Múnich por un estadio de fútbol, y volvemos enamorados de una ciudad y sus gentes. Los alemanes, o al menos los del sur, son una maravilla de pueblo.

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